Check Point pronostica que las filtraciones de datos se producirán con mayor frecuencia y a mayor escala y que su recuperación costará más a las empresas y a los gobiernos. Asimismo, espera que los rescates exigidos por los atacantes aumenten en 2022. De hecho, augura que el ransomware seguirá presente, sofisticándose aún más los ataques, utilizando cada vez más herramientas de penetración para personalizar los ataques en tiempo real y viviendo y trabajando dentro de las redes de las víctimas.
FortiGuard Labs, el equipo de inteligencia de amenazas de Fortinet, también advierte que el ransomware será más destructivo. Al hilo de ello, la compañía recuerda que los atacantes ya están aumentando su impacto al combinar el ransomware con otras acciones, como la denegación de servicio distribuida (DDoS). Y cree que también podrían añadir malware, con el fin de destrozar los datos y destruir los sistemas y el hardware, creando una urgencia adicional para que las empresas paguen rápidamente.